jueves, 11 de octubre de 2018

EL TRABAJO: UN BIEN DE LA PERSONA Y DE LA SOCIEDAD AL SERVICIO DE LA VIDA



Hay que seguir preguntándose sobre el sujeto del trabajo y de las condiciones en las que vive.

Son siempre necesarios nuevos movimientos de solidaridad de los hombres del trabajo.

Esta solidaridad debe estar siempre presente allí donde lo requiera la degradación social del sujeto del trabajo, la explotación de los trabajadores y las crecientes zonas de miseria e incluso de hambre.

La Iglesia está vivamente comprometida con esta causa, porque la considera como su misión, como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente "la Iglesia de los pobres"
Y los pobres aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano:

Bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo,

bien porque se desprecia el trabajo y los derechos que fluyen del mismo,

especialmente el derecho al justo salario,

a la seguridad de la persona del trabajador y de su familia.
 





(San Juan Pablo II, Laborem Exercens, 8)



 









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