Hospitalidad,
Dignidad y Derechos. Estas son las tres claves del trabajo de la
Iglesia con las personas migrantes y refugiadas que articulan el “Marco Común de la Red Intraeclesial frente a la situación actual”, que acaba de ser aprobado.
Con este documento, las entidades promotoras de la citada Red —Cáritas Española, la Comisión Episcopal de Migraciones, CONFER, el Sector Social de la Compañía de Jesús y Justicia y Paz—
pretenden consolidar la estrategia estatal conjunta que vienen
impulsando para organizar, a la luz del Jubileo de la Misericordia
convocado por el Papa Francisco en 2016 para conmemorar el 50
aniversario del Concilio Vaticano II, una respuesta global y coordinada a
la realidad de las migraciones en nuestro país, que se ha visto
agudizado en los últimos meses con la aparición de nuevos escenarios en
el seno de la Unión Europea.
Objetivo
Según se señala en la introducción, “el objetivo de este Marco Común
no es otro que el de continuar con nuestra línea de trabajo conjunta,
articulada a través de esta Red Intraeclesial desde la voluntad de
impulsar una presencia coordinada de Iglesia y de compartir el núcleo de
esta reflexión, que luego alimentará los distintos espacios de cada una
de nuestras entidades, según su misión y carisma”.
Las
entidades pretenden “sostener públicamente un discurso común y una
mirada compartida sobre el hecho migratorio en todas sus vertientes, así
como la convicción sobre la necesidad de sensibilizar a las propias
comunidades cristianas en la defensa de los derechos de las personas
migrantes y refugiadas, en el cultivo y desarrollo de una cultura de la
acogida del diferente inspirada en la hospitalidad”.
Valoran,
además, como una gran oportunidad la corriente de sensibilidad social y
comunitaria expresada en múltiples formas hacia las personas en busca
de protección internacional. Y señalan, al mismo tiempo, ciertas sombras
del actual horizonte político y mediático “al establecer categorías
sobre las personas que se encuentran en situación de movilidad, al
situar en lugar preferente los derechos de unas personas solicitantes de
asilo —que proceden de un determinado conflicto o de un determinado
país— ante los de otros solicitantes de asilo y los de otras personas
migrantes”.
Cuatro constataciones
En
el documento se recogen cuatro constataciones. Primero: la actual
situación no es solo una emergencia, sino el resultado de una política
orientada exclusivamente al control de flujos. Segundo: estamos ante una
situación que no afecta solamente a las personas en busca de protección
internacional, sino a la dignidad y a los derechos de todos los
migrantes. Tercero: es imprescindible activar en Europa una mirada larga
que aborde las causas de las migraciones forzadas. Y cuarto: es urgente
transformar el reto en oportunidad, ya que las migraciones son una
oportunidad para el desarrollo de los pueblos.
Una mirada que aborda las causas de las migraciones forzadas
Cáritas,
la Comisión Episcopal de Migraciones, CONFER, el Sector Social de la
Compañía de Jesús, y Justicia y Paz proponen, junto a la puesta en
marcha en Europa de un plan urgente de acogida humanitaria e
integración, articular en paralelo medidas que incidan en las causas de
los desplazamientos:
- Asegurar
la paz y el desarrollo tanto en los países de origen como de tránsito
hacia Europa es una pieza clave de nuestro futuro común.
- Atajar
las causas de la migración involuntaria, como son los conflictos
armados, la pobreza y la desigualdad, el cambio climático, la
competencia por los recursos naturales, la corrupción y el comercio de
armas.
- Aumentar
la Ayuda Oficial al Desarrollo de los países de la UE hasta alcanzar el
prometido 0,7 % del PIB. Esta ayuda debe prestar atención prioritaria a
los Estados más frágiles y a los países menos desarrollados.
- Exigir a la ONU su apoyo a aquellas acciones que aseguren la paz en zonas de conflicto.
- Abordar
de raíz las causas de la trata de personas. Esto pasa por considerar a
las víctimas de trata no como infractores, sino como víctimas de un
delito, y proporcionar respuestas eficaces de apoyo y tratamiento a las
víctimas de trata.
Una mirada inclusiva sobre la acogida, la integración y la interculturalidad
La
Red Intraeclesial ha acordado trabajar de forma conjunta y coordinada
tanto a nivel interno como ante a los poderes públicos, en defensa de
unas políticas de acogida e integración que incidan en el cambio de
estereotipos y en combatir, a través de una mirada inclusiva, los
discursos racistas y xenófobos en nuestra sociedad.
Las
entidades muestran su convicción de que “las migraciones son una
oportunidad para el desarrollo de los pueblos, no solo para las
sociedades de origen y tránsito, sino también para nuestras propias
sociedades que hoy se configuran ya como espacios de mestizaje, que se
enriquecen en la convivencia con los otros”.
El Buen Samaritano, fuente de inspiración
El Marco
Común lanza una invitación a encontrar “inspiración en la parábola del
Buen Samaritano” y “a superar el miedo para ir al encuentro del otro,
del extraño, del extranjero y reconocerlo como ser humano”. “Este
encuentro –se recuerda— nos cuestionará, nos hará cambiar los planes y
tomar una dirección distinta, como hizo el Buen Samaritano al ver al
hombre apaleado al borde del camino. Pero nos llevará también a
descubrir riquezas humanas insospechadas, allí donde el miedo nos hacía
ver sólo riesgos y peligros”.
En
definitiva, con esta iniciativa las organizaciones que integran la Red
quieren responder a la pregunta del Papa en su mensaje para la Jornada
Mundial del Emigrante y Refugiado 2016: "¿Cómo hacer de modo que la
integración sea una experiencia enriquecedora para ambos, que abra
caminos positivos a las comunidades y prevenga el riesgo de la
discriminación, del racismo, del nacionalismo extremo o de la
xenofobia?".
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