La
apuesta por el modelo de economía solidaria ha sido el tema central de
reflexión de la LXXII Asamblea General de Cáritas Española, una cita que
ha reunido este fin de semana en El Escorial a más de 150 directores y
delegados episcopales de las 70 Cáritas Diocesanas de todo el país.
En
el encuentro, además de las cuestiones estatutarias habituales, se
analizaron las claves del trabajo que Cáritas viene desarrollando en el
ámbito de la economía solidaria. Se trata de un modelo alternativo en
las diferentes fases de la actividad económica –producción,
financiación, comercialización, consumo y estrategias comunitarias— que
se fundamente en “el principio de gratuidad y la lógica del don”
señalado por Benedicto XVI en Caritas in veritate.
La
acción de acompañamiento, inserción y promoción a las personas más
vulnerables a través de propuestas de economía solidaria es ya una
realidad visible en numerosas Cáritas Diocesanas, algunas de las cuales
–como Girona, Bilbao, Menorca, Albacete y Barbastro-Monzón-- presentaron
en el encuentro las experiencias que están desarrollando en estos
momentos.
La Asamblea fue inaugurada por monseñor Atilano Rodríguez,
obispo de Sigüenza-Guadalajara y responsable de Cáritas en el seno de
la Comisión Episcopal de Pastoral Social. Junto a él, dirigieron sendos
saludos a los participantes el presidente y el delegado episcopal de
Cáritas Española, Rafael del Río y Vicente Altaba, respectivamente. Por su parte, el secretario general, Sebastián Mora, presentó a últim ahora del viernes, su preceptivo informe anual de actividad.
Las
jornadas concluyeron en la mañana del domingo con la aprobación de una
Declaración final en la que todos los asistentes identifican ocho
compromisos, orientados, según se afirma en la misma, “ante una realidad
dominada por un modelo socioeconómico injusto y excluyente responsable
del sufrimiento de millones de personas y familias en nuestro país”, a
impulsar en los distintos niveles territoriales de la Confederación
Cáritas, las propuestas alternativas del modelo de economía solidaria.
LXXII ASAMBLEA GENERAL 2015
Declaración Final
Impulsados
por la evolución de una realidad social que, en cada una de nuestras
Cáritas y comunidades, nos sigue abocando al reto de responder a la
desigualdad y la injusticia, hemos reflexionado en el marco de nuestra
Asamblea General, a la luz del Evangelio y de nuestras experiencias
cotidianas de lucha contra la pobreza y de la Doctrina Social de la
Iglesia, sobre las estrategias más adecuadas para proteger, en este
momento de la historia, la dignidad y los derechos de las personas más
empobrecidas.
Escuchamos
la oración del papa Francisco con motivo de la reciente convocatoria
del Jubileo para la Misericordia, en la que invoca al Espíritu para que
el Jubileo “sea
un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo,
llevar la Buena Nueva a los pobres, proclamar la libertad a los
prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos”.
También
han resonado con fuerza en nuestras sesiones de trabajo sus palabras a
los participantes en la reciente Asamblea General de Cáritas
Internationalis, en las que expresó su preferencia por “una
Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que
una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”.
Reafirmamos en esta Asamblea nuestra determinación de seguir siendo, como nos define el Papa, “el motor de la Iglesia que organiza el amor para que todos los fieles trabajen juntos”, de “ayudar a los demás a cambiar el curso de la propia vida” y de ser “la sal, la levadura y la luz que ofrece un faro de esperanza a los necesitados”.
En este camino, como servicio organizado de la caridad, recibimos con alegría la Instrucción Pastoral “Iglesia, servidora de los pobres”
aprobada por nuestros obispos en la última Asamblea Plenaria de la
Conferencia Episcopal Española (CEE). Es un estímulo para nuestras
Cáritas y todos nuestros agentes la mirada que desde las periferias de
la precariedad nos propone ese documento, así como su defensa de la
dignidad de los más pobres, en especial los inmigrantes. Y recibimos
como un soplo de auténtico aliento evangélico su alerta sobre el mal
moral que supone en nuestra sociedad la corrupción y la llamada urgente a
“recuperar una economía basada en la ética y en el bien común por encima de los intereses individuales y egoístas”.
Constatamos que, como se indica en la Instrucción pastoral, “la crisis no ha sido igual para todos” y que “para algunos, apenas han cambiado las cosas”.
En Cáritas somos testigos de que, a pesar de ese cambio de ciclo que
insinúan los datos macroeconómicos, la precariedad sigue manifestándose
con gran intensidad en las personas y familias más empobrecidas.
Por eso, hacemos nuestra la llamada de los obispos a “recuperar la dimensión ética de la economía, y de una ética “amiga” de la persona”, lo que significa seguir poniendo a las personas en el centro de cualquier modelo de desarrollo. Y apelamos a “las
Administraciones Públicas, en cuanto garantes de los derechos, a que
asuman su responsabilidad de mantener el estado social de bienestar,
dotándolo de recursos suficientes” (n. 49).
En
esta Asamblea hemos querido avanzar hacia ese objetivo, centrando
nuestros análisis en las alternativas que --ante una realidad dominada
por un modelo socioeconómico injusto y excluyente responsable del
sufrimiento de millones de personas y familias en nuestro país-- nos
ofrecen las propuestas de economía solidaria que permitan dar paso a “un modelo fundamentado en el principio de gratuidad y la lógica del don” (Caritas in veritate, n. 36).
Para ello, nos COMPROMETEMOS:
- A asumir nuevos estilos de vida y optar –en línea con la apuesta de Francisco en Laudato si´--
por actitudes más austeras y modelos de consumo sostenibles, para hacer
realidad el destino universal de los bienes y el bien común, y poder
transformar desde lo cotidiano y lo comunitario el actual sistema de
producción y consumo.
- A
desarrollar, en coherencia con nuestra identidad, iniciativas conjuntas
de trabajo en red con las empresas y otras instituciones, apoyando,
también con los recursos eclesiales, las finanzas éticas, los
microcréditos y las empresas de economía social.
- A
incidir en la dimensión estructural del modelo actual, involucrando a
las empresas en la construcción de un marco alternativo de desarrollo en
el cual tanto la Responsabilidad Social Corporativa como la creación de
empleo digno, la aportación a la riqueza local y el cuidado del medio
ambiente seas entendidas como dimensiones esenciales de la actividad
empresarial.
- A
reclamar en el marco internacional un compromiso real de la agenda post
2015 con la defensa y protección de los derechos humanos y la apuesta
por los Objetivos de Desarrollo Social (ODS).
- A
impulsar la armonía de la vida social, apelando, en la etapa que emerge
tras las elecciones municipales y autonómicas, a la responsabilidad de
toda la comunidad política a la hora de garantizar y promover las
condiciones necesarias de acceso a los derechos económico-sociales, como
son el empleo digno, una vivienda adecuada, el cuidado de la salud y
una educación en igualdad y libertad.
- A
seguir denunciando la permanencia de unas estructuras económicas y
sociales injustas, que son responsables del sufrimiento de millones de
personas y familias en nuestro país.
- A
vivir a fondo la espiritualidad que anima a quienes trabajamos en el
campo caritativo y social, una espiritualidad encarnada, de ojos y oídos
abiertos a los pobres, una espiritualidad de la ternura y de la gracia,
que inspire esa salida a las periferias y abra a la escucha del otro
que define la labor de acompañamiento de Cáritas.
- A
dar protagonismo en todos los procesos y respuestas de Cáritas a los
implicados en ellos, pues la dignidad y la búsqueda del verdadero
desarrollo implica escuchar y dar participación a los pobres.
A
pesar de las dificultades que nos siguen saliendo al encuentro en
nuestro trabajo diario, finalizamos nuestra Asamblea con una energía
renovada ante el tiempo nuevo que vive la Iglesia y el aliento del
Espíritu que ilumina nuestra acción en el seno mismo de la Iglesia.
Queremos responder con “una nueva imaginación de la caridad”, como nos propuso el beato Juan Pablo II en su Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte,
a los retos que nos lanzan las nuevas pobrezas. Para avanzar en esa
dirección, junto al compromiso de nuestros voluntarios, colaboradores y
contratados, nos acompañan la cercanía de nuestros obispos, la
intrepidez pastoral del Papa Francisco y una red global de Cáritas que,
con la elección del cardenal Luis Antonio Tagle como nuevo presidente de
Cáritas Internationalis, se muestra cada vez más abierta a las
periferias y más testigo de una Iglesia pobre para los pobres.
Invocamos,
para ello, la mediación del Beato Oscar Romero, patrón de Cáritas
Internationalis y símbolo de la defensa martirial de los derechos
humanos y de la opción por los pobres.
El Escorial, 28 de junio de 2015.
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